Ésta es una história para contar… Un viaje que nunca olvidaremos ni yo ni ninguno de mis amigos. Os voy a contar las experiencias que vivimos en la expedición a Marruecos en abril del 2012.
La idea surge un día tomando unas cervezas en el Bar «Els Molinets» de Vallada, frentre a nuestro antiguo taller. Y claro, después de unas cuantas cervezas y de un día largo de trabajo… ¿qué queríais? pues la imaginación corre por su cuenta. Como no podia ser otro, Nacho, uno de mis amigos, sacó el temita. Le preguntó a Dani (otro de la cuadrilla) que cómo era Marruecos, pues él ya habia ido un par de veces. Empezamos a charlar y Dani nos revivió todos sus momentos en su paso por Marruecos. Nos dijó que habían unos parajes y unas carreteras alucinantes para recorrer en moto. Después de un buen rato dandóle a la cerveza y a la charreta, Dani nos pregunta: ¿A QUÉ NO HAY HUEVOS DE IR…? y claro, ¿qué le ibamos a responder…? Pues ya os lo podeis imaginar…
A partir de ese momento nos pusimos a planear nuestra aventura por Marruecos. Ya no nos podíamos echar atrás, pues como dicen en mi tierra los valencianos: «LO QUE LA BOCA ERRA, LA BUTXACA PAGA». Estuvimos buscando fechas en las que todos pudieramos ir; unos pidiendo favores y otros llorando a las novias… Pero al final, pudimos cuadrar una fecha y ponernos en marcha. Todos los días en el trabajo estaba «Marruecos» por el medio.
A partir de aquí se nos fueron ocurriendo ideas: «¿y si vamos solo con motos?»; «¿y si lo hacemos con clásicas?». El que más y el que menos puso su loca idea encima de la mesa. Al final, decidimos que para no tener que comprar motos para una semana, todos iriamos con lo que tuviéramos a mano, siempre y cuando fuera, como máximo, de 125 centímetros cúbicos. Ya que ibamos a la aventura, sería una buena aventura…
Nacho tenia una Yamaha TZR de 74; Dani consiguió una Gilera MX de 125 cc; y yo tenia una Montesa Enduro 125 H6 que había comprado hacía pocas semanas.
Dicho y echo cada uno se puso a cambiar «ruedas, aceites, filtros y demás», para que todas las motos estuvieran a punto.
Se acercaba el día y casi todo estaba listo. Pero a última hora, pensamos que ir solo con motos limitaba mucho lo que podiamos cargar, y decidimos que sería buena idea que se uniera a la aventura otro amiguete, Rafa, con la furgoneta de Vallmoto. Ahora sí que estabámos listos para salir a la aventura; podíamos llevar maletas, comida y toda la cerveza que ibamos a necesitar.
Aquí os dejo algunas fotos del viaje.
Hasta aquí puedo contar en este primer post… Pero la aventura continúa 😉
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